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Nuclear: el rompecabezas de los desechos radiactivos

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Talón de Aquiles de la energía nuclear o polémico argumento de los ecologistas: la cuestión de los residuos radiactivos sigue siendo un enigma, minimizado durante mucho tiempo, hoy en la plaza pública pero sin que aún se haya encontrado una solución definitiva.

La mayor parte de estos residuos procede de las 19 centrales nucleares en funcionamiento y de las plantas de reprocesamiento de combustible gastado. Cada año, se descargan 1.200 toneladas de combustible gastado de los reactores de la central nuclear. Se envían XNUMX toneladas a la planta de Cogéma en La Hague (La Mancha): una parte se reutiliza para la fabricación de nuevo combustible (Mox), el resto constituyen residuos finales no reutilizables. Cuatrocientas toneladas de combustible no se reprocesan y están almacenadas a la espera de una decisión.

Según la Agencia Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos (Andra), el caudal que sale de las instalaciones de reprocesamiento - residuos vertidos en matrices de vidrio - representa unos 130 m3 anuales. Al final de la vida de la actual central nuclear, el volumen total de residuos vitrificados no debería superar los 6.000 m3, según los expertos.

No todos los residuos nucleares están en el mismo barco y solo los menos radiactivos se benefician hoy de una solución operativa.

Los residuos se clasifican en tres categorías:

- Residuos A: diversos materiales ligados a la explotación y levemente contaminados, representan el 90% del volumen de residuos, pero solo el 1% de la radiactividad total. Ahora están almacenados en el Aube.

- Residuos B: resultantes del reprocesamiento de conjuntos combustibles, estos residuos compactados representan el 10% de la radiactividad total y el 10% del volumen, es decir, unos 50.000 m3 para el plazo de 2020 de todo lo que se ha producido desde el al servicio de la flota nuclear.

- Residuos C: se trata del residuo final más peligroso, la parte que no se puede recuperar tras el reprocesamiento del combustible gastado. Representan un pequeño volumen (1% del total), pero el 90% de la radiactividad durante cientos de miles de años.

Son los residuos B y C los que son objeto de investigación para encontrar un canal de gestión.

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