Cuando los agricultores ganan más dinero produciendo energía que alimentos
publicado: 17/09/22, 08:54
En lugar de usarse para alimentar a humanos y animales, los productos alimenticios y los cultivos se tragan en masa en los metanizadores. Eludir la ley para dejar el campo abierto al “maíz energético” es un juego de niños, bien entendido por los agricultores. Porque los dados están cargados: producir energía paga más que criar vacas...
Pero, ¿por qué desperdiciar alimentos para producir energía, cuando la digestión anaerobia se jacta de reciclar los efluentes ganaderos (purines, estiércol, etc.)? Pues porque ciertos cultivos y ciertos productos alimenticios son mucho más metanogénicos que estos efluentes, es decir, producen más metano. La fermentación del estiércol es mucho menos eficiente que la del maíz.
Ciertas plantas, cultivadas para alimentación humana o animal, también se utilizan para nutrir y proteger el suelo. Pero, a raíz de la ley de transición energética de 2015, aparece otro tipo de cultivo en los campos: el cultivo intermedio con fines energéticos (CIVE).
Plantado y cosechado entre dos cultivos principales en una rotación de cultivos, el CIVE se utiliza como insumo en una unidad de metanización agrícola, después de haber desempeñado un papel de cobertura vegetal para proteger el suelo de la erosión o los cursos de agua de la escorrentía de contaminantes. No se establece un límite para la introducción de CIVEs en los metanizadores, a diferencia de los cultivos principales (maíz, col, cebada, etc.), que no pueden superar el 15% de las entradas al año...