La grasa "buena" te hace inteligente
Un nuevo estudio revela que la organización de ciertas redes cerebrales involucradas en la inteligencia está directamente relacionada con nuestro consumo de ácidos grasos insaturados, como los omega-3. Bénédicte Salthun-Lassalle
La idea está ganando terreno: comer bien y de manera equilibrada mejoraría la salud del cerebro y nuestro rendimiento cognitivo. Este es particularmente el caso con la dieta mediterránea, rica en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados que incluyen omega-3. Pero ningún estudio ha demostrado realmente que exista un vínculo entre los componentes de esta dieta y la eficiencia de las redes cerebrales involucradas en la inteligencia. Esto es lo que acaba de hacer el equipo de Aron Barbey, de la Universidad Urbana-Champaign en Illinois.
La llamada inteligencia general reúne varias habilidades que incluyen el razonamiento, la capacidad de resolver problemas, tomar decisiones a diario, así como las facultades sociales y el desempeño profesional. Se basa en la sincronización y la eficiencia de la comunicación entre diferentes redes cerebrales, por ejemplo, la del modo predeterminado, activo cuando uno está en reposo, la red troncal de atención, desempeñando un papel clave en tareas exigentes y realización diaria de problemas, o la red frontoparietal, involucrada entre otras cosas en la toma de decisiones.
Sin embargo, el buen funcionamiento del cerebro depende en gran medida de sus grasas, que representan más del 55% de su peso seco. Porque los ácidos grasos y el colesterol contribuyen, entre otras cosas, a la estructura de las neuronas y otras células cerebrales, así como a la síntesis de neurotransmisores, enzimas, hormonas, que aseguran la actividad cerebral. La mayoría de los ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva, por ejemplo) y saturados (grasas animales) existen en cantidad suficiente en la dieta. Por otro lado, entre los poliinsaturados, los omega-3 son más raros: se encuentran en los aceites de oliva y colza, ciertos pescados, aguacate, nueces ... Alimentos de la dieta mediterránea que no consumimos suficiente.
Por lo tanto, Barbey y sus colegas realizaron un análisis de sangre de los biomarcadores nutricionales de 99 adultos sanos, con una edad promedio de 69 años, para determinar las cantidades de ácidos grasos saturados e insaturados que circulan en su cuerpo. Estas tasas reflejan no solo las grasas consumidas, sino también las disponibles para el cerebro. Luego, los investigadores midieron la inteligencia general de cada participante, utilizando una prueba clásica de Wechsler. Paralelamente, también registraron en la resonancia magnética la conectividad y la organización funcional de 7 redes cerebrales principales, incluidas las mencionadas anteriormente.
Resultado: la conectividad interna y la organización de la red de atención posterior, y en menor medida las de la red frontoparietal, están asociadas con una inteligencia general superior. Y cuanto más los participantes tengan una organización "eficiente" de estas redes, y en consecuencia una mejor inteligencia, más tienen ácidos grasos insaturados en la sangre. Sin embargo, no se ha determinado ningún vínculo con otras redes cerebrales, o incluso con otros marcadores nutricionales.
No dudes en consumir grasas, nunca es demasiado tarde para estimular tu cerebro. Es probable que cuanto más coma ácidos grasos "buenos", más tenga el cerebro a su disposición para producir los elementos esenciales para su funcionamiento: neurotransmisores, enzimas, hormonas ... Para que sus redes neuronales sean más eficientes, con un impacto en su capacidad de atención e inteligencia. Esta es una prueba más de que la nutrición influye en la eficiencia del cerebro y que la investigación en neurociencia cognitiva nutricional tiene un futuro brillante por delante.
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